Podría haber hablado por aquí de Candy Crush Saga pero, y aunque parezca mentira, no me enteré del fenómeno creado por King hasta que vi a una enorme masa de gente jugando por la calle a una especie de Columns y vendiendo su alma al diablo por conseguir vidas extras. Por consiguiente, tratar de noticia algo que ya conoce el grueso del pueblo es tontería. Con Papa Pear Saga sin embargo, y a pesar de que en Facebook ya lleva una temporada, aún estoy a tiempo de advertirte: es adicción en el estado más puro de la palabra.
Si alguna vez has jugado a Peggle, todo esto te va a sonar bastante. La mecánica de Papa Pear Saga es simple como el cerebro de un tronista. En la parte superior de la pantalla tenemos un cañón, ajustable en trayectoria y potencia, que dispara guisantes ataviados como si fueran hombres bala. Lo que viene a continuación es una orgía de rebotes, colorines y cosas muy locas durante más de 100 niveles. Cada uno de ellos puede requerir acciones distintas para completarlos como eliminar ciertos elementos del escenario, despertar unos cubos que se encuentran en la parte inferior de la pantalla o alcanzar una puntuación determinada. Fallar implica perder una vida y aquí es donde Facebook entra en acción.
Papa Pear Saga es totalmente compatible con la versión de la red social y algunas acciones conllevan el uso de ella. La más famosa es la de mendigar vidas, ya que una vez que las hayamos perdido todas las opciones pasan por esperar un tiempo determinado o que algún alma caritativa te proporcione una. King ha desarrollado una curva de dificultad ajustada como las mallas de un travesti en un polígono industrial y convierte a Papa Pear Saga en un juego fácil de jugar -y entender-, pero conforme avances niveles te encontrarás con una dificultad endiablada. Y cuando llegué, más te vale tener amigos prestos a resucitarte o jugarás menos de lo que tus yonkis y temblorosas manos desean.
Podemos pasar tardes y tardes debatiendo sobre si este modelo es bueno, malo, lo mejor o el mal hecho juego, pero sin duda hay que admitir que Papa Pear Saga engancha, y mucho.
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